Especies en peligro
En 1973 se firmó el primer tratado internacional que ponía límites a la caza y la pesca indiscriminadas, y al comercio ilegal de animales. Ciento veintiséis países han adherido a ese tratado, pero los estragos continuaron. Las especies más amenazadas podrían desaparecer en las primeras décadas del siglo XXI. Las cifras que manejan los especialistas son impresionantes: del tigre de Siberia, capturado por su piel, quedan unos 200 ejemplares.
El cocodrilo del Nilo afronta peligro inminente de extinción. Viven en libertad unas 150 parejas del águila imperial ibérica, y están en serio peligro las tortugas marinas, un lujo de coleccionistas.
En las elevaciones de África sólo sobreviven 600 gorilas de montaña, y hay unos pocos más en zoológicos o institutos de antropología. El guacamayo escarlata es codiciado en Estados Unidos por su belleza e inteligencia. En Australia, es probable que haya desaparecido el lobo marsupial; el último ejemplar fue visto hace más de diez años.
¿Cómo ha sido posible semejante nivel de destrucción? Las explicaciones saltan a la vista. El panda gigante, no en vano consagrado como el símbolo internacional de las especies en extinción, es cazado por su piel y para su exhibición en zoológicos; se cree que no quedan más de 1.000 en libertad. En el Japón puede llegar a pagarse hasta 50.000 dólares por un ejemplar.
En 1990 se prohibió totalmente la caza de elefantes en todos los países de África; sin embargo, se siguen matando 70.000 ejemplares anuales, de cuyos colmillos se extraen menos de 1.000 toneladas de marfil.
Si los rinocerontes se extinguen, ello se deberá a una serie de supersticiones y creencias de algunos pueblos orientales: el cuerno pulverizado de este animal es considerado un poderoso afrodisíaco. Por este motivo, casi ha desaparecido esta especie de las islas de Java y Sumatra, y de la India. En África había unos 65.000 ejemplares negros en la década de 1970; en la actualidad quedan apenas 2.000. Otro tanto pasa con el rinoceronte blanco: su desaparición es inminente.
Compitiendo por recursos
Los animales no sólo están amenazados por la caza y la captura indiscriminadas. Muchas poblaciones afrontan serios problemas en su propio hábitat, motivados por la introducción de especies exóticas que comienzan a competir con los ocupantes originarios de un determinado nicho ecológico.
Desde los Estados Unidos fueron introducidos visones en varios países de Europa, y tras su presencia se redujo drásticamente la población de nutrias.
En Australia se hicieron sueltas de conejos para satisfacer los deseos de cazar de los colonos, sin tener en cuenta que no había predadores naturales para esa especie tan prolífica. La población de conejos creció tan espectacularmente que se convirtieron en plaga de la agricultura.
Entonces se importaron zorros, con el fin de controlar a los conejos, pero disminuyó en forma alarmante el número de marsupiales nativos, con los cuales los zorros compiten.
Apicultores brasileños importaron abejas africanas para mejorar la calidad de la miel; lo lograron, pero la nueva variedad surgida muestra suma agresividad hacia el hombre y los animales.
También en Sudamérica
Los tres factores que agravan el problema de la extinción de animales
-caza, captura e introducción de especies exóticas- se dan en la fauna sudamericana. Los tres factores que agravan el problema de la extinción de animales -caza, captura e intro- ducción de especies exóticas- se dan en la fauna sudamericana. En el chaco, la defores- tación de las selvas y los bosques, la cacería indiscriminada y la introducción de especies exóticas llevaron al borde de la extinción al puma, al yaguareté, al tatú carreta, al yacaré y a muchas variedades de pájaros y peces.
En la Patagonia, el hábitat del huemul fue invadido por ciervos europeos y las maras o liebres nativas fueron desplazadas por las de origen europeo.
En los mares del sur buques factoría, provenientes en su mayoría del Japón y otros países orientales, practican la pesca clandestina.
Uno de los animales más cotizados por su utilidad para las industrias cosmética, alimentaría y farmacológica es la ballena. En la actualidad se organizan importantes campañas internacionales destinadas a revertir su desaparición.
En 1973 se firmó el primer tratado internacional que ponía límites a la caza y la pesca indiscriminadas, y al comercio ilegal de animales. Ciento veintiséis países han adherido a ese tratado, pero los estragos continuaron. Las especies más amenazadas podrían desaparecer en las primeras décadas del siglo XXI. Las cifras que manejan los especialistas son impresionantes: del tigre de Siberia, capturado por su piel, quedan unos 200 ejemplares.
El cocodrilo del Nilo afronta peligro inminente de extinción. Viven en libertad unas 150 parejas del águila imperial ibérica, y están en serio peligro las tortugas marinas, un lujo de coleccionistas.
En las elevaciones de África sólo sobreviven 600 gorilas de montaña, y hay unos pocos más en zoológicos o institutos de antropología. El guacamayo escarlata es codiciado en Estados Unidos por su belleza e inteligencia. En Australia, es probable que haya desaparecido el lobo marsupial; el último ejemplar fue visto hace más de diez años.
¿Cómo ha sido posible semejante nivel de destrucción? Las explicaciones saltan a la vista. El panda gigante, no en vano consagrado como el símbolo internacional de las especies en extinción, es cazado por su piel y para su exhibición en zoológicos; se cree que no quedan más de 1.000 en libertad. En el Japón puede llegar a pagarse hasta 50.000 dólares por un ejemplar.
En 1990 se prohibió totalmente la caza de elefantes en todos los países de África; sin embargo, se siguen matando 70.000 ejemplares anuales, de cuyos colmillos se extraen menos de 1.000 toneladas de marfil.
Si los rinocerontes se extinguen, ello se deberá a una serie de supersticiones y creencias de algunos pueblos orientales: el cuerno pulverizado de este animal es considerado un poderoso afrodisíaco. Por este motivo, casi ha desaparecido esta especie de las islas de Java y Sumatra, y de la India. En África había unos 65.000 ejemplares negros en la década de 1970; en la actualidad quedan apenas 2.000. Otro tanto pasa con el rinoceronte blanco: su desaparición es inminente.
Compitiendo por recursos
Los animales no sólo están amenazados por la caza y la captura indiscriminadas. Muchas poblaciones afrontan serios problemas en su propio hábitat, motivados por la introducción de especies exóticas que comienzan a competir con los ocupantes originarios de un determinado nicho ecológico.
Desde los Estados Unidos fueron introducidos visones en varios países de Europa, y tras su presencia se redujo drásticamente la población de nutrias.
En Australia se hicieron sueltas de conejos para satisfacer los deseos de cazar de los colonos, sin tener en cuenta que no había predadores naturales para esa especie tan prolífica. La población de conejos creció tan espectacularmente que se convirtieron en plaga de la agricultura.
Entonces se importaron zorros, con el fin de controlar a los conejos, pero disminuyó en forma alarmante el número de marsupiales nativos, con los cuales los zorros compiten.
Apicultores brasileños importaron abejas africanas para mejorar la calidad de la miel; lo lograron, pero la nueva variedad surgida muestra suma agresividad hacia el hombre y los animales.
También en Sudamérica
Los tres factores que agravan el problema de la extinción de animales
-caza, captura e introducción de especies exóticas- se dan en la fauna sudamericana. Los tres factores que agravan el problema de la extinción de animales -caza, captura e intro- ducción de especies exóticas- se dan en la fauna sudamericana. En el chaco, la defores- tación de las selvas y los bosques, la cacería indiscriminada y la introducción de especies exóticas llevaron al borde de la extinción al puma, al yaguareté, al tatú carreta, al yacaré y a muchas variedades de pájaros y peces.
En la Patagonia, el hábitat del huemul fue invadido por ciervos europeos y las maras o liebres nativas fueron desplazadas por las de origen europeo.
En los mares del sur buques factoría, provenientes en su mayoría del Japón y otros países orientales, practican la pesca clandestina.
Uno de los animales más cotizados por su utilidad para las industrias cosmética, alimentaría y farmacológica es la ballena. En la actualidad se organizan importantes campañas internacionales destinadas a revertir su desaparición.
publicado por: Diana Quiñones
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